Santos Permite huída de Alfonso Cano:
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Por Ricardo Puentes Melo
Lo esperado: “Alfonso Cano”, el peligroso narcoterrorista, comandante de las FARC, ha escapado con ayuda de los gobiernos colombiano y brasilero.
La mala noticia de la fuga de “Cano” fue confirmada a Periodismo Sin Fronteras, por varias fuentes muy bien informadas y de total credibilidad.
Todo el montaje para la huida de “Cano” empezó a fraguarse a finales del año pasado, cuando las FARC anunciaron el 8 de diciembre de 2010 que, en desagravio con Piedad Córdoba, destituida por el Procurador Alejandro Ordóñez debido a sus relaciones con esta guerrilla, iban a realizar una serie de liberaciones de los secuestrados en su poder.
A este desagravio organizado por las FARC, se unió el presidente Juan Manuel Santos, íntimo amigo de Piedad Córdoba desde hace muchos años, y su copartidario en el Partido Liberal. Santos, de inmediato, aceptó gustoso la invitación de las FARC y nombró a Piedad Córdoba como mediadora en estas liberaciones; además, prometió colocarla como alta asesora de paz en un próximo futuro.
Increíble, Piedad Córdoba, quien debería estar tras las rejas por sus nexos infames con las FARC, es reencauchada y desagraviada por las FARC y por el presidente Santos.
La trama de este montaje cuyo fin era permitir la huida de “Alfonso Cano”, continuó este 7 de febrero de 2011, cuando Piedad Córdoba, alias “Teodora de Bolívar”, viajó a Brasil acompañada de Hernando Gómez y Danilo Rueda, miembros de “Colombianos y colombianas por la paz (CCP)”, y de Michael Kramer, representante del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), entidad ya legendaria por sus extraños nexos con la narcoguerrilla colombiana.
El cuento chino que le echaron a la opinión pública era que viajaban en “misión humanitaria” para ultimar detalles con el gobierno de la guerrillera Dilma Rouseff, presidente de Brasil, quien, sin que nadie se lo pidiera, ofreció gustosa proveer dos helicópteros para el traslado de los secuestrados.
Nadie se preguntó para qué diantres se necesitarían helicópteros de la Fuerza Aérea de Brasil. Pero le dieron las gracias a la Rouseff, felicitada por las FARC y por Santos tras su victoria electoral; los llenaron con tripulación brasilera y con delegados de la Cruz Roja y nadie averiguó nada más.
La farsa continuó. El camarada Santos, colocando su mejor cara de dignidad, dijo que no le gustaba para nada el “show mediático absurdo” de las FARC y criticó el que Armando Acuña, el concejal liberado, saliera en corbata de la selva. Lo extraño es que él mismo autorizó todo este “show mediático absurdo”.
Pero mientras Santos criticaba “duramente” el show y autorizaba el despeje del territorio nacional para el libre accionar de las FARC, los helicópteros fueron aprovechados para concretar su verdadero objetivo: Permitir la huida de “Alfonso Cano”, sacarlo del departamento del Tolima y facilitar su entrada a Brasil o Venezuela, que sería su destino final aprovechando que Chávez hospeda allí a todos los cabecillas del Estado Mayor de las FARC.
Este sábado pasado, al mismo tiempo que la prensa estaba centrada en las palabras de Santos, uno de los helicópteros brasileros realizó varios y sospechosos aterrizajes en diferentes puntos del departamento de Tolima. Todo parece indicar que Cano fue recogido en el Cañón de las Hermosas y dejado en Mariquita. Desde allí, suponemos, “Alfonso Cano” pasará donde el nuevo mejor amigo del camarada Santos, el tirano de Miraflores, Hugo Chávez (si a través de Brasil o directamente, no lo sabemos).
Por eso fue que las FARC entregaron “coordenadas falsas”. Por eso piden nuevo plazo para la entrega de los secuestrados que prometieron liberar y no lo hicieron. Tanto las FARC como Piedad Córdoba y sus eternos aliados, los miembros de la Cruz Roja Internacional, sabían que el objetivo era salvar a Cano del acoso del ejército colombiano.
Sería muy aventurado asegurar que el camarada Santos también sabía. Pero yo tengo la íntima convicción de que sí. Santos, seguidor y amigo de Fidel Castro, admirador de Gloria Cuartas, discípulo fiel del amigo del ELN, López Michelsen y confeso socialista, sabía que el plan real era ese.
Mi convicción íntima se infiere a sabiendas de que Santos, precursor del Caguán, fue quien ideó la zona de despeje para las FARC, que se concretaría durante el gobierno de Andrés Pastrana, gobierno del cual él formó parte como ministro de Hacienda. En una reunión con “Raúl Reyes”, en Costa Rica, en 1997, selló el acuerdo que llevaría a Pastrana a la presidencia.
También, mi convicción es originada por la certeza de que la familia Santos, amiga de Fidel Castro, “Tirofijo” y “Alfonso Cano”, una vez más pisotea la dignidad de los colombianos e insulta a nuestro ejército. A ellos poco les importa los miles de soldados asesinados por las FARC, los que quedaron amputados de brazos y piernas, las viudas que dejaron; su desprecio por los huérfanos de estos héroes que dieron su vida para librarnos del flagelo narcoterrorista de la guerrilla, es evidente.
La familia Santos seguirá en sus clubes, paseando por Europa, viviendo parásitamente de nuestros impuestos, encarcelando militares acusándolos de Falsos Positivos, mientras sus muchachitos delfines toman los helicópteros del ejército para sus paseítos con los amigos del cole y la universidad. Y, lo que es peor, mientras Colombia entera derrama su sangre para que estos profanos permitan que su gran verdugo escape hacia el exterior.
Colombia ha sido traicionada una vez más. Mientras que nuestro ejército está siendo humillado y perseguido en esta guerra jurídica, los enemigos de la patria son ensalzados a la categoría de gestores de paz o llevados en helicópteros brasileros hacia la libertad, lejos del acoso del ejército.
General Navas, sus lágrimas de impotencia y rabia derramadas por los soldados asesinados o desmembrados han sido respondidas con la huida de “Alfonso Cano”. Pero sepa usted, general, que este país sufre con cada golpe avieso que le propinan los enemigos a nuestras Fuerzas Armadas; y esté seguro, general Navas, que no desconocemos la complicidad o la indiferencia del alto gobierno en estos ataques que buscan desmoralizar la tropa y entregarla en manos del comunismo asesino que hoy administra la justicia
Colombianos, bienvenidos de nuevo al Caguán.
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