por Renny Rueda Castañeda*
En el año 2009, por recomendación de la vicepresidencia de la República, el Gobierno venezolano ordenó llevar a cabo en todo el territorio la Encuesta Nacional De Victimización, efectuada por el Instituto Nacional de Estadística del país vecino.
En el año 2009, por recomendación de la vicepresidencia de la República, el Gobierno venezolano ordenó llevar a cabo en todo el territorio la Encuesta Nacional De Victimización, efectuada por el Instituto Nacional de Estadística del país vecino. Los resultados de la encuesta ratifican una vez más un proceso de descomposición del país con más recursos explotables del continente latinoamericano. Venezuela, a pesar de la riqueza presupuestal de su gobierno, desde hace aproximadamente 5 años encabeza ostensiblemente las cifras de violencia, delincuencia, asesinatos e incluso secuestros del continente, dejando atrás a países como Colombia, México y Guatemala, conocidos por sus problemas de narcotráfico y orden público.
El informe, revela que durante el año 2009, el número de asesinatos en Venezuela ascendió a la cifra de 19.113 personas, con un promedio aproximado de 52 por día. Superando por mas de 3.290 casos a Colombia, con aproximadamente 15.817 homicidios en el mismo año, y a México, con aproximadamente 7.724, en el mismo periodo. De la anterior cifra, llama particularmente la atención la patología del caso venezolano, que no se explica necesariamente por la influencia del narcotráfico en el territorio, lo que parcialmente determina la delincuencia mexicana y colombiana, sino que a juicio de distintos estudios, incluidos los del propio gobierno, se ocasiona por una mezcla extraña de corrupción, desinstitucionalización y pobreza.
La situación se ha venido advirtiendo con largos años de antelación. En el año 2006, por ejemplo, un estudio elaborado por la alcaldía municipal de Chacao en Caracas, no dudo en considerar a Venezuela el país mas violento del mundo, revelando que durante los últimos 8 años, los “ajusticiamientos” habían aumentado en un 791%, los secuestros, en un 426%, y que paradójicamente, el gobierno central ante el panorama, invertía para la época aproximadamente 80 veces más en gasto militar, de lo que destinaba al gasto en policía y seguridad ciudadana. Hoy en día, a pesar de los aparentes esfuerzos, la situación no ha hecho sino empeorar.
La foto publicada en agosto del año 2010, por el periódico El Nacional, que mostraba los cadáveres amontonados en la morgue de Caracas, es solo un indicador del caos que reina en la capital del país vecino. En los últimos 12 días de diciembre, la morgue de Bello Monte, ha registrado el ingreso de más de 160 cadáveres, contabilizando desde el pasado viernes hasta el domingo, el ingreso de 42 cuerpos.
A la par con la delincuencia y la violencia, la impunidad es descollante, pues aproximadamente un 93% de los homicidios se diluyen en el olvido, lo que confirma, junto con el empinado ascenso de las cifras de violencia, un proceso de descomposición social e institucional particular, del que en principio, políticamente, mediante estrategias retóricas, se pretendió inculpar a la torpeza de administraciones anteriores, pero que desde el año de 1999 hasta la fecha, deja al descubierto probablemente uno de los mas importantes casos de incompetencia gubernamental de los que se halla podido tener registro en las últimas décadas en Latinoamérica.
*Economista de formación con estudios en Derecho Internacional y Gobierno.
Académico y consultor del sector público y privado
Fuente: Blogs de El Espectador
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