Después de la “madre de todas las derrotas”, sufrida el 31 de diciembre de 2010, el gobierno de Evo Morales tendrá que ir acostumbrándose a los reveses y a la progresiva pérdida de terreno político-social.
Tal parece ser la nueva dinámica del país, una vez que el fallido intento de “gasolinazo” esfumó los espejismos proyectados por la propaganda gubernamental.
Ayer nomás, el presidente tuvo que dar un nuevo paso atrás al señalar que EMAPA no debe dedicarse al comercio.
Luego de varios meses en los que esta empresa estatal ha distorsionado el mercado de los alimentos, súbitamente Evo descubre que la entidad no estaba dedicándose al cometido para el que fue creada.
Claro que, horas antes de esa revelación, el país fue testigo de un contundente paro nacional de los gremialistas exigiendo el cierre de EMAPA, interesante caso de una batalla por la libertad económica librada -y en principio ganada- por un sector popular.
Al mismo tiempo, el presidente tuvo que salir huyendo de Oruro a raíz de las protestas por su catastrófica política alimentaria.
Estamos ante un gobierno que pierde batallas, a diferencia de la maquinaria que durante cinco años avanzó sistemáticamente en el copamiento del poder.
Y es que quizás ambas fases estén relacionadas, porque mientras se avanzaba en una agenda netamente política la gestión de la economía fue sacrificada a esa otra prioridad. Ahora llega el momento de pagar la factura por los actos pasados.
El “gasolinazo” derribó el mito y ahora sólo queda el hombre de carne y hueso, al frente de un gobierno en retirada…
notishots@gmail.com
Tal parece ser la nueva dinámica del país, una vez que el fallido intento de “gasolinazo” esfumó los espejismos proyectados por la propaganda gubernamental.
Ayer nomás, el presidente tuvo que dar un nuevo paso atrás al señalar que EMAPA no debe dedicarse al comercio.
Luego de varios meses en los que esta empresa estatal ha distorsionado el mercado de los alimentos, súbitamente Evo descubre que la entidad no estaba dedicándose al cometido para el que fue creada.
Claro que, horas antes de esa revelación, el país fue testigo de un contundente paro nacional de los gremialistas exigiendo el cierre de EMAPA, interesante caso de una batalla por la libertad económica librada -y en principio ganada- por un sector popular.
Al mismo tiempo, el presidente tuvo que salir huyendo de Oruro a raíz de las protestas por su catastrófica política alimentaria.
Estamos ante un gobierno que pierde batallas, a diferencia de la maquinaria que durante cinco años avanzó sistemáticamente en el copamiento del poder.
Y es que quizás ambas fases estén relacionadas, porque mientras se avanzaba en una agenda netamente política la gestión de la economía fue sacrificada a esa otra prioridad. Ahora llega el momento de pagar la factura por los actos pasados.
El “gasolinazo” derribó el mito y ahora sólo queda el hombre de carne y hueso, al frente de un gobierno en retirada…
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