Macky Arenas Sociologa y Periodista |
La existencia de presos políticos en Venezuela es un hecho. Nadie, sin pasarse de cínico o ignorante podría desmentirlo. Y no sólo los hay, sino que este régimen exhibe varios tipos de presos políticos. No sólo se encarcela a los venezolanos en razón de sus opiniones y militancia disidente como es el caso de Alejandro Peña Esclusa, o como lo fue el de Oswaldo Alvarez Paz, sobre quien aún pesa un indebido proceso.
También pueden ir a la cárcel quienes aspiren a un cargo de elección popular con alguna posibilidad, si por ventura no pertenecen al partido de gobierno. Puede ud ir preso, exiliado, procesado por "traición a la patria" o acusado de "magnicidio" si maneja un medio de comunicación que mantenga una línea editorial independiente, e igualmente se le puede privar de su libertad si el cumplimiento de su obligación lo acerca a la ley y lo aleja de los sórdidos deseos presidenciales, como es el caso del capitán Gebauer y de los comisarios Vivas, Forero y Simonovis. Sólo por citar algunos, que hay muchos más.
Si la solidaridad indudable, perenne, manifiesta y firme que mantiene la sociedad venezolana con los presos políticos se viera reflejada en el discurso de la dirigencia política en este país, boconas como Trinidad Jiménez no aparecerían en el panorama. No hablo de referencias cada cierto tiempo, ni mensajitos por twitter cuando un aniversario tras las rejas los trae al recuerdo, ni esperar a que pase una ley de amnistía en la Asamblea Nacional; se trata de tomar la injusticia que los agrede como bandera permanente para que nadie olvide, para que nadie mienta y para arroparlos con nuestra denuncia y nuestra indignación. Se trata de una presión que cale hasta los huesos del régimen y ellos resulten más incómodos presos que libres.
En definitiva están presos por defender la misma causa que nosotros proclamamos y ello obliga aún más a mencionarlos a diario, a exigir su libertad en todo foro disponible, a formar causa común por su liberación, a dejar las diferencias para que el grito de protesta se escuche a leguas, para que sus casos se reflejen en espejos de aumento y la denuncia del régimen que encierra a venezolanos honestos e inocentes y entrega la calle a malandros y asesinos, abra el camino que conduzca a la verdadera Justicia.
De la misma manera que la protesta debe tomar rasgos de unificación que la tornen más efectiva, las acciones a favor de los presos políticos deben formar parte de nuestra cotidianidad. Una vez por cuaresma no sirven...o sirven para que, por entre los intersticios de las incomprensibles pausas, se cuelen informes de organizaciones de derechos humanos que los ignoran o voceras de ciertos gobiernos que se atreven a desconocerlos y hasta negarlos, como fue el caso de la pupila de Zapatero.
No es con una agenda que privilegie otros asuntos, ni con espasmódicas traídas a colación como se lucha de manera efectiva por nuestros presos políticos. Si nuestro pueblo los lleva bajo la piel y los llora amargamente, el aporte de los dirigentes, lleven o no un partido bajo la manga, debe ser mucho más constante, más notorio, más comprometido y más valiente. Justo por eso, porque los suponemos líderes y porque los respalda una organización. De tanto en tanto no basta.
Share |
No hay comentarios:
Publicar un comentario