Las conmovedoras palabras del Dr. Fernando Londoño del pasado 17 de mayo (escuchar aquí http://t.co/aLHcZE6k), luego de sufrir un brutal atentado por parte de las FARC, muestra a los latinoamericanos una forma diferente de hacer periodismo y de hacer política.
Se trata de un hombre capaz de arriesgar su vida todos los días, para defender valores universales y eternos. Un hombre capaz de sacrificarse hasta las últimas consecuencias, para ver a su patria libre del terrorismo y del narcotráfico.
No lo mueven fríos cálculos personales, no existen en su seno intereses subalternos, no busca recompensas, ni cargos públicos. Es feliz luchando por ideales nobles y haciendo el bien a los demás.
Esta manera elevada de hacer política es lo que nuestros pueblos necesitan desesperadamente; porque a los males que nos acechan -llámense los hermanos Castro, Hugo Chávez, la corrupción, el narcotráfico o las FARC- no se les vence con acuerdos bastardos, ni con populismo barato; se les derrota sólo con valores trascendentes, capaces de inspirar a toda la población. En este sentido, nunca debe olvidarse el extraordinario papel que jugó el Papa Juan Pablo II en la caída del comunismo en Europa Oriental.
Esto que aquí opinamos lo reconocen los propios terroristas de las FARC, y por eso desplegaron un operativo malévolo y sofisticado para asesinar a Londoño, sin importarles las víctimas adicionales de su atentado, como los ciudadanos que pasaban desprevenidamente por el lugar del atentado.
Fernando Londoño Hoyos es un baluarte para Colombia y para América Latina, y estamos agradecidos a Dios que lo haya resguardado, para que siga haciendo el bien.
Sin embargo, este vil atentado muestra cuán vulnerables somos ante nuestros enemigos, y resalta la necesidad de crear un nuevo movimiento político de alcance continental, conformado por muchos hombres y mujeres con el mismo pensamiento y los mismos ideales de Londoño. Dirigentes políticos que busquen el bienestar de sus pueblos a toda costa, y no el interés individual o partidista.
Estamos convencidos que el testimonio de hombres como Fernando Londoño, como Álvaro Uribe, o como Roberto Micheletti, servirá para inspirar a jóvenes de toda América, para que emprendan un camino de compromiso y de entrega, que rescate a nuestra región de tantos males que la golpean sin misericordia.
Rogamos a Dios y la Virgen de Guadalupe, Patrona de las Américas, que guíen y protejan a nuestros pueblos, para poder hacer de este "Continente de la Esperanza" un lugar como el que todos soñamos.
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